domingo, 24 de febrero de 2013

CONTESTACIÓN AL SENADOR ESPINA


CONTESTACIÓN AL SENADOR ESPINA






Señor senador, conforme a lo comprometido por Twitter (18 febrero), le respondo sobre nuestra conversación.
En su invitación Ud. no explicita los desacuerdos que tenemos, definiendo un  genérico e impreciso “visiones de los Mapuche”.
Es necesario establecer los puntos de desacuerdo para no debatir sobre un tema que, siendo simple  jurídicamente, se ha complicado al infinito con posiciones sostenidas por ciertos autores y por las decisiones políticas de la Concertación, respaldadas por parlamentarios como Ud.

Los aspectos centrales que justifican un debate serio son:

1.- La situación de la propiedad inscrita en la región de La Araucanía.
2.- Las causas de la violencia, esto por el contenido de sus declaraciones en el diario Austral de Temuco. Como Ud. puede constatar en este mismo blog, [ y más extensamente, en el libro ¿Es Mapuche el Conflicto?] las causas de la violencia son absolutamente distintas a las que Ud. atribuye en dicha entrevista.
3.- Concepto y definición de “Comunidades Indígenas”. Su discurso permanente ha sido referirse a las comunidades como una estructuración socio política histórica. Como se establece en este blog y en mi libro, esta afirmación suya esta en divergencia absoluta con la realidad.
4.- Los fundamentos y consecuencias de los conceptos esgrimidos  por los indigenistas sobre “perdidas de tierras” “usurpación de tierras” y otros que han sido el basamento para las políticas que, hoy, Ud. sustenta.
5.- La legislación indigenista y su incidencia en la generación de aspiraciones inviables jurídicamente, imposibles de cumplir; la proliferación de “indígenas” inventada por la  ley 19,253, debido a las exiguas exigencias probatorias que se requieren para obtener la calidad de indígena, es la causa de esto. Los riesgos de la aplicación del Convenio 169 de la OIT son incalculables, Ud. concurrió con su voto para ratificar esta monstruosidad.
6.- La multiculturalidad.


Los temas antes descritos abarcan un conjunto que comprende lo fundamental de nuestros desacuerdos.


Respecto de los testigos de nuestra conversación, le he propuesto que sean “dirigentes gremiales y afectados de la zona”. Ud. me propone que se integren “lonkos de comunidades”. Le agradeceré que definamos que lonkos, de que comunidades.

En febrero de 2011  CONADI me informó oficialmente de la existencia de 1914 comunidades (con un total de 81.875 comuneros, de los cuales no se especificó etnia alguna en un  48.63%). Ud. ha expresado que controla 37 comunidades. Debo suponer que los lonkos que Ud. propone no son solamente los de estas comunidades.

Corresponde, por lo tanto, definir a aquellos lonkos  que representen auténticamente al universo completo de las comunidades actualmente existentes. Por ejemplo,  lonkos provenientes de la Temucuicui, con historia de participación activa en la  CAM, no cumplen con este requisito básico, por las acciones habitualmente violentas de estas. Podrían generar problemas graves en un debate que debe distinguirse por su sobriedad y seriedad argumental.

Estoy seguro que encontraremos una forma adecuada y eficaz para lograr esta representatividad,  clarificando a todos los habitantes de La Araucanía  la verdad objetiva de la situación dramática que viven.

 En relación con los proyectos de ley que Ud.,  entre otros, promueve, se agudizará dicha  situación,  tanto durante su discusión como, en el caso que se aprobaran, pero esto sería tema para otra conversación.


                                                                             Julio Bazán A.
Autor Libro  "¿Es Mapuche el Conflicto?"
23 de febrero, 2013

miércoles, 20 de febrero de 2013

El Porque de un Libro



PRESENTACIÓN DE LOS EDITORES AL LIBRO
?ES MAPUCHE EL CONFLICTO¿

Julio Bazán A sorprende rechazando, con fundamentos, que sea producto de un accionar de los mapuches la violencia que  ocurre en la Araucanía.

Al acceder al poder los partidos de la Concertación se enconaron con que las reducciones indígenas se habían acogido, prácticamente en su totalidad, al saneamiento de títulos de dominio propiciado por el Gobierno Militar. Igualmente, se habían activado movimientos indigenistas que provenían de sectores de extrema izquierda, como elementos de lucha política en contra de ese gobierno. Cabe señalar que en la década de los ochenta del siglo XX se producía en el mundo una creciente movilización de las ideas indigenistas más radicales. 

El gobierno del Sr. Patricio Aylwin promulgo una nueva ley indígena que permite que cualquier persona, sea o no indígena, cuando su “calidad de indígena” sea otorgada por la CONADI, accedan a solicitar y obtener tierras agrícolas aunque nunca hubiere desarrollado actividades agropecuarias; creo una Comisión Presidencial denominada “Verdad Histórica y Nuevo Trato”; creó la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, CONADI. Por su parte, la Presidenta Sra. Bachelet promulgó la Ley de Borde Costero y el decreto 124 que reglamenta todo el sistema; los legisladores, tanto de gobierno como de oposición, mayoritariamente, aportaron la ratificación del Convenio 169 de la OIT. El conjunto de medidas entrelazadas es analizado por Bazán como una unidad. 

De este análisis llegó a la conclusión que, habiendo un grave conflicto en el sur, este no es mapuche, es expresión del actuar de activistas indigenistas, engendrados por una acción  política y legislativa, nacional e internacional, y que han sido promovidos y  respaldados por esas resoluciones y que, utilizando el nombre de “mapuches”, solicitan y obtienen tierras, no disponibles para estos fines conforme a la legislación vigente y utilizan lo de las “tierras ancestrales”, cosa absolutamente irreal.

Todo lo anterior es la causa de la violencia en el sur, según Bazán.

Concluye, además,  que las resoluciones descritas han instigado los afanes y exigencias autonomistas inaceptables de grupos chilenos y extranjeros sobre parte del territorio y de los mares chilenos.  

El autor estima que todas estas acciones tendrán graves consecuencias para el futuro de Chile como Nación.

domingo, 17 de febrero de 2013

Debate con don Alberto Espina


Termino mis vacaciones el día 22 de Febrero, ese fin de semana contestaré al señor Alberto Espina para acordar términos del debate que tendremos en la ciudad deTemuco.

Avisaré a Uds. en la forma habitual

Julio Bazán A.

domingo, 10 de febrero de 2013

CULTURA MAPUCHE NO EXISTE


            
¿MULTICULTUTULARIDAD?

SOBRE LA CULTURA MAPUCHE

La ley no ha definido que debe entenderse por cultura. Intentamos una definición para los efectos de este análisis: Cultura es el conjunto de valores, hábitos, costumbres, lenguaje, creencias  y tradiciones  que se viven en forma permanente, espontánea y generalizada en un grupo humano determinado, que se transmiten generacionalmente y cuyos cambios se producen en la evolución propia del grupo.

Se suele decir que uno de los fundamentos para las reivindicaciones indígenas es la mantención de la cultura mapuche.
La ley 19.253 en su Art. 1.- “El Estado reconoce que los indígenas de Chile son los descendientes de las agrupaciones humanas que existen en el territorio nacional desde tiempos precolombinos, que conservan manifestaciones étnicas y culturales propias siendo para ellos la tierra el fundamento principal de su existencia y cultura.”

Luego agrega:
Párrafo 3 De las Culturas Indígenas
<<Art. 7. El Estado reconoce el derecho de los indígenas a mantener y desarrollar sus propias manifestaciones culturales, en todo lo que no se oponga a la moral, a las buenas costumbres y al orden público.
El Estado tiene el deber de promover las culturas indígenas, las que forman parte del patrimonio de la Nación chilena…>>
Es necesario definir cual es el universo al que se refiere la cultura mapuche.
Según las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) Chile actualmente tiene (2002) 15.050.341 habitantes En el Censo de 1992, la población total del país alcanzó a 13.348.401, lo que representa que en 10 años el número de habitantes creció en 1.701.940 persona. El total de mapuches es de 604,349,  un 4.6% de la población total del país. (Se me ha informado que la cantidad de indígenas ha aumentado sustancialmente en el último censo, fuera de toda coherencia estadística)

Distribución de la Población Indígena en Chile por región


Región de la Araucanía.
        De acuerdo a los datos censales, es en la Región de la Araucanía donde se concentra la mayor cantidad de indígenas en Chile, 204.125 personas, cifra que representa el 29,6 % de la población indígena total del país y el 23,% de la población total regional. De esta cifra se desprende que el total nacional de mapuches es de 604 mil 349 personas, lo que significa el 87,3 % de la población total indígena nacional.

Región Metropolitana.
La Región Metropolitana,  de los 6.045.192 habitantes de la RM, 191.362 personas declaran pertenecer a un grupo étnico, lo que equivale a un 3,2 % de la población de la región.


Región de Los Lagos. 
         Es la tercera región en el país que acoge mayor cantidad de indígenas   que en su gran mayoría son mapuches. En ella viven 1.066.310 personas; 101 mil 733 se declaran indígenas lo que equivale al 9,5 %. O sea, los indígenas de la Décima Región son el 14, 7 % del total de indígenas en el país.


Región del Bío Bío 
         En la Octava Región del país vive 1.859.546 personas. De ellas se declara indígena, el 2,9 % de la población, lo que equivale a 54.078 personas, sumando el 7,8 % del total indígena por región, representando el cuarto lugar en concentración indígena nacional por región.

 Estos datos acotan la incidencia de los  mapuches a que nos referimos en este artículo. Con esto no se pretende una mirada despectiva sobre los mapuches, sino tener conciencia de la real dimensión del tema que analizamos.
¿Cómo podemos evaluar la “cultura mapuche” como vigente en el día de hoy, y no como un proyecto voluntarista de inventar una cultura con vigencia? (Ministro Lavín: los chilenos debemos “mapuchenizarnos”)
En general se destacan por los autores dos grandes conceptos que distinguirían a la cultura mapuche y le otorgarían su identidad única y propia: su vinculación con la tierra y su lengua común. Ya Rodrigo de Bibar, cronista de Don Pedro de Valdivia, destacaba como elemento unificador y diferenciador  la lengua común de los indígenas de estas tierras. Así se ha sostenido desde entonces hasta los más modernos autores. 
Respecto de la vinculación con la tierra como elemento diferenciador, es difícil sostener esta característica como única y diferenciadota de un pueblo dado que en la generalidad de los pueblos primitivos se da, de un a forma u otra, esta característica. Para unos será la diosa tierra, para los bosquimanos de África serán los bosques de la tierra, para los pueblos andinos será la  pacha mama, para los aborígenes australianos es su territorio ancestral.
En el desarrollo de los poblamientos humanos desde los grupos de  cazadores, recolectores a agricultores elementales luego, en etapas más avanzadas, el proceso tiende a desligarse de este “aferrarse a la tierra” centrando las caracterizaciones  en elementos cada vez más intangibles y complejos hasta llegar a la globalización que estamos comenzando a vivir.

El lenguaje, en cambio es una característica que se puede considerar como sumamente válida para la identidad cultural única y diferente, por lo tanto utilizable para caracterizar una cultura. No es suficiente, sin embargo para caracterizar en forma absoluta una cultura.
Los hábitos y costumbres vividos  en forma permanente, espontánea, generalizada y cuyo desarrollo es armónico y común al grupo, son determinantes para la diferenciación con otras culturas. 
Estimamos interesante incluir los dos cuadros siguientes, publicados en la revista del Centro de Estudios Públicos (Ver pie de página),  para respaldar las afirmaciones que siguen: 

Grupos de intensidad
De pertenencia          Porcentaje
  Alta intensidad            19,6%          
Media intensidad           31,7%           
Baja intensidad              48,8%          
Total                              100%             

Alta intensidad:      118.492
Media intensidad:   191.578
Baja intensidad:      295.017


Es, por decir lo menos, aventurado decir que existe una “cultura mapuche”.

LO RELIGIOSO.

En el estudio lo religioso se ha medido  por la participación en las ceremonias propias de las costumbres mapuches, todas con connotaciones religiosas.
La identificación religiosa de los mapuches no tiene un sesgo étnico como habitualmente se cree: los mapuches tienden a compartir la identidad religiosa de la población no mapuche de su misma condición.
El grupo de alta intensidad (el  20% de los casos) practica con mayor frecuencia las costumbres mapuche.
En el grupo de intensidad media, que representa casi un tercio de la muestra, la mayoría practica esporádicamente las costumbres y casi un 30% no lo hace nunca.
        El grupo de baja intensidad de pertenencia, que cubre prácticamente la mitad de la muestra y que, si bien se auto reconoce como mapuche, en su mayoría no practica las costumbres mapuche,.
Los tres grupos de intensidad de pertenencia atribuyen mayor relevancia a rasgos como el uso de la lengua, los apellidos, el conocimiento de la historia del pueblo mapuche o vivir en tierras mapuche que a la práctica de las costumbres. Aunque no siempre están presentes, se consideran elementos constituyentes de su cultura, que les dan un valor más bien simbólico y permanecen como parte del imaginario mapuche. No ocurre igual con otros atributos que tienen que ver directamente con la práctica de costumbres pues la participación en ceremonias mapuche, los ritos matrimoniales, la vestimenta o ir donde la machi no son considerados de gran importancia para la conservación de la cultura.
El sentimiento de pertenencia de los mapuche a su cultura va más allá de las prácticas mismas y que la pertenencia a la cultura mapuche coexiste con la pertenencia a una sociedad nacional mayor
Otro aspecto de la mayor importancia es la pertenencia de los encuestados es que 50% pertenecen a la Iglesia  católica y un 35% a religiones evangélicas, esto es, el 85% viven lo valores que nacen del cristianismo.

LA TIERRA.

La tierra como el asiento fundamental de la identidad mapuche. Después de la lengua (51%), “vivir del trabajo de la tierra” es el segundo elemento que los mapuches consideran más importante para mantener su cultura (32%),
La tierra es la modalidad de reparación preferida, sobre todo por los mapuches urbanos (59%) que se ubican por arriba de los mapuches rurales en este aspecto (39%). 
Acerca de la capacidad de mantener la cultura mapuche en el medio urbano: 76% de los mapuches considera que quienes viven en la ciudad pierden su contacto con la cultura mapuche. La urbanización es vista como una amenaza cultural de primer orden justamente por su impacto sobre la lengua y sobre todo por la pérdida de contacto con la tierra.
La identidad étnica mapuche parece estar recluida en la tierra que se constituye en soporte material de la economía mapuche, pero sobre todo en el fundamento simbólico de una comunidad que por otra parte se desvanece totalmente.
El 89% de los mapuches considera que las tierras deben ser de las personas y sus familias como ha sido la costumbre
Mucho de lo que se llama el problema mapuche proviene del desbalance entre la inviabilidad económica de la tierra indígena y la exacerbación de su valor cultural. El minifundio alberga esta contradicción interna: su valor económico no se compadece con su valor simbólico. Las dificultades de afirmar una identidad al margen de la tierra no auguran sino una profundización de este desajuste
Los datos indican que identidad étnica no va en desmedro del sentido de pertenencia nacional, lo que puede ser una prueba de que la afirmación étnica de la tierra no tiene un alcance territorial.

INTEGRACIÓN

El 73% de los mapuches dice sentirse plenamente integrados al país (apenas 3% marca nada integrado) y esta proporción es la misma en área rural y urbana. Este sentimiento de integración es algo menor entre quienes se identifican como mapuches a secas (identificación étnica) aunque sólo en la ciudad: en el área rural el sentimiento de integración nacional es tanto o más alto entre quienes se declaran abiertamente mapuches.
Los datos que proporciona la encuesta acerca de la exigencia de autonomía nos muestran que el 80% de los mapuches considera que las comunidades indígenas “deberían integrarse más al país”, mientras que solamente un 18% considera que “deberían tener más autonomía del resto de Chile”
Los mapuches, además de reconocerse como miembros de su pueblo original, también se reconocen como parte de una identidad mayor que podría identificarse como nacional. En este sentido los mapuches compartirían con el resto de los chilenos, o con distintos grupos de ellos, lugares de residencia, estilos de vida, escuelas donde asisten sus hijos, puestos de trabajo, entre otras cosas, lo que indica que no se diferencian mayormente de otros grupos del país y que presentan necesidades y expectativas similares.
Se percibe en las distintas declaraciones y posturas de los mapuche un sentimiento de integración a una identidad común a otros grupos sociales, en coexistencia con la pertenencia y la conservación de su cultura. De hecho, al consultar a los mapuches qué tan integrados se sienten a Chile, un alto porcentaje dice sentirse plenamente integrado,
La opinión respecto a la autonomía o a la integración de las comunidades mapuche al resto de Chile, es que, cerca de un 80%, afirma que las comunidades debieran integrarse más. De esta manera, se refuerza la idea de que existe en el imaginario mapuche un anhelo de integración a la sociedad mayor, aun cuando se reconozca la pertenencia a una cultura en particular y se mantenga con fuerza la identidad étnica que los constituye.
A este respecto es clara la situación de integración que existe en la sociedad chilena, a la pregunta “¿Se siente Ud. Mapuche, chileno o mapuche chileno?” el resultado es bastante categórico:
a) En el grupo de alta intensidad 72% se siente chileno.
b) En el grupo de media intensidad el 51% se siente chileno, un 48% se siente mapuche y chileno.
c) En el grupo de baja intensidad el 80% se siente mapuche y chileno.

LA LENGUA

Son muy pocos los que hablan o, al menos, entienden el mapudungun, especialmente en los grupos de intensidad de pertenencia media y baja, llama la atención que más de la mitad de la muestra en los tres grupos de intensidad de pertenencia consideran que la enseñanza del mapudungun debiera ser obligatoria para los niños mapuche, como indica el Gráfico Nº 3.
Respecto del idioma que se habla habitualmente con los niños pequeños en el lugar donde se vive, la mayoría contesta que en castellano, especialmente a medida que disminuye la intensidad de la pertenencia.,.
En el grupo de alta intensidad (el  20% de los casos) en que la mayoría habla la lengua mapuche y reconocen tener mucha sangre mapuche.
Según los datos analizados hay un conocimiento y uso menor de la lengua mapuche y, de hecho, un gran porcentaje no la habla ni la entiende, aunque la mayoría afirma tener mucha sangre mapuche.

SANGRE (linaje)

El resultado de la encuesta lleva concluir que todos los encuestados son mestizos, algunos reconocen un mayor porcentaje de sangre mapuche. El cuestionario propuso tres alternativas “mucha sangre mapuche”, “algo de sangre mapuche” y “nada de sangre mapuche”, lo que lleva a concluir que el total de la muestra es mestiza. ( Nota, el supuesto tiene una alta probabilidad de ser cierto dado el proceso de mestizaje ocurrido en Chile durante más de cinco siglos)
Aparentemente el supuesto, consciente o inconsciente, fue aceptar el mestizaje como un hecho, en base a este supuesto resulta que los encuestados de alta intensidad reconocen 99% de mucha sangre mapuche, en los de media intensidad un 88% y los de alta intensidad 33%.

En la alternativa algo de sangre mapuche los porcentajes son 2%, 12% y 64% respectivamente.
La alternativa “mucha sangre mapuche” representa el 63%.
La alternativa “algo de sangre mapuche” representa el 31%

Es decir el total de la muestra refleja un alto grado de mestizaje que,  representativa de una realidad etnológica que es coherente con la realidad histórica de  Chile.
Desde luego, los atributos propios de una cultura entendida como vivencia en forma permanente, espontánea y generalizada en un grupo humano determinado de dichos atributos, no se produce en los mapuches; en grupos cohesionados  de personas, 76% de los mapuches considera que quienes viven en la ciudad pierden su contacto con la cultura mapuche, (un 61% de los mapuches conforme a  la muestra está radicado en zonas urbanas) es decir hay una disgregación social, que se refleja en la falta de participación en las costumbre, la baja y, aún más, la nula capacidad para entenderse en un lenguaje común manifestada en los resultados de los estudios analizados, el uso del castellano en la relación con los hijos, el sentimiento de integración con a cultura chilena y su pertenencia a esta,
Si se entiende por cultura ciertas manifestaciones artesanales, muy del gusto de los “etnoturistas”, hay métodos menos trascendentes que una ley de la república para promoverlos.
Todo lo antes expuesto lleva a la conclusión, ineludible, de  afirmar que no existe en Chile una cultura mapuche vigente.
Del libro “Es Mapuche el Conflicto”

Tablas y gráficos:


 (La información contenida en esta entrada pertenece a los trabajos de don Ignacio Irarrázaval Ll. Director del Centro de Políticas Públicas UC. y María de los Ángeles Morandé, Socióloga y profesional del Centro de Políticas Públicas UC y de  don Eduardo Valenzuela, Director del Instituto de Sociología, UC. publicados en la revista del Centro de Estudios Públicos, Nº 105 del verano de 2007.)

Julio Bazán A
http://bit.ly/EsMapucheY


sábado, 9 de febrero de 2013

LECTURAS DEL PRESIDENTE




Las lecturas del presidente


En el diario La Tercera  el Sr. Piñera, presidente de Chile, es citado declarando que su libro de cabecera es “La Historia del Pueblo Mapuche” de José Bengoa.

El Sr. Bengoa, en conjunto con el Sr. José Aylwin Oyarzún, son los inspiradores de la “Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato” que desarrolló toda la conceptualidad que se ha expresado en la dictación de la Ley Indígena 19.253, en la aprobación del Convenio OIT 169, en la operación de la CONADI, es decir en todo lo que los habitantes de las provincias de Malleco y Cautín repudian.

¿Habrá leído otros libros sobre el tema?

Sergio Villalobos ha escrito una extensa y muy bien fundada obra sobre el tema, se la recomiendo al presidente.

También me permito recomendarle mi libro ¿Es Mapuche el Conflicto? (http://bit.ly/EsMapucheY) el Ministro Lavin ha recibido, a lo menos, cuatro ejemplares de este libro.

Por último, si ha leído a José Bengoa, ¿Habrá contrastado sus opiniones con las de otros autores?.

Julio Bazán A.

http://bit.ly/EsMapucheY

domingo, 3 de febrero de 2013

DECLARACIONES DE ALBERTO ESPINA



DECLARACIONES DE ALBERTO ESPINA

El senador Alberto Espina ha dicho, en entrevista al diario Austral de Temuco, que “…el daño histórico causado al entregar hace  años las mismas tierras a comunidades mapuches a través de títulos de merced y a colonos emigrantes a través de títulos de dominio a quienes vinieron…Esto ha generado el violento conflicto al superponer los títulos y por eso el Estado está obligado a pedir perdón.”

COMENTARIO

- Los títulos de merced tienen su origen  jurídico en la ley de 4 de diciembre de 1866.
- Esta ley creó la Comisión Radicadota, la que instituyó las Reducciones Indígenas, a estas Redicciones se les asignan tierras cuya posesión se radicó en varios copropietarios en común. En su Art. 5ª expresa: “Cuando los indíjenas que ocupan un terreno posean como individuos de una reduccion dependiente de un cacique se les tendrá a todos como comuneros, i se deslindará el terreno como propiedad común a todos ellos.” (Ortografía original)
- Es decir, son comuneros, tal como lo son los herederos mientras dura la indivisión de la herencia. No son “Comunidades Indígenas” de orden socio político, como se desprende de lo afirmado por el senador.
- Las “Comunidades Indígenas”, como entidades jurídicas, son creadas por la ley 19.253. (Octubre de 1993)
- La propiedad de las mercedes se inscribieron debidamente en los respectivos registros.
[Los Conservadores de Bienes Raíces fueron creados en 1857 (24 de junio), no es posible superponer una inscripción a otra.]
- El ministerio de agricultura, al dictar, y luego aplicar, el decreto 2.568 (mayo de 1979) y poder liquidar las propiedades   poseídas en común, estudió minuciosamente los títulos de cada una de esas mercedes; al otorgar títulos individuales  de dominio a los antiguos propietarios en común, debió inscribir los títulos. No fueron objetadas estas inscripciones en al plazo  que la ley prescribe.
- Atribuir la violencia en La Araucanía a una doble inscripción de títulos de dominio es inimaginablemente erróneo y, además,  peligroso, por cuanto se esconden las verdaderas causas de la violencia, que no es otra que la Gran Mentira de los indigenistas, plasmada en  la ley 19.253, en la acción de CONADI, en la ley de Borde Costero, en la aprobación del  Convenio OIT 169 ,( cuerpos legales aprobadas con el voto del senador Espina), y en el reglamento124, verdaderos causantes de la violencia en la zona.
Lo del “pedir perdón” `por una deuda histórica” no es más que una conclusión insustancial, sin fundamento alguno:

<<Mucho se habla de una deuda histórica con el pueblo araucano, pretendiendo crear una fuerza moral para aceptar las demandas de quienes se dicen herederos de aquella etnia.
La verdad histórica objetiva, no sujeta a posiciones políticas, ni al eco de los medios de comunicación y, lo que es más grave, a las actitudes del gobierno y la clase política, descansa en errores generalizados.>>  
Sergio Villalobos, historiador.


CONCLUSIÓN

Todos los títulos de dominio en La Araucanía están saneados. No hay superposición de títulos, afirmar lo contrario es atentar en contra del Estado de Derecho, destruyendo  la certeza jurídica, fundamento indispensable para la paz social.

Las afirmaciones que hace el senador son un invento de los activistas indigenistas que han trabajado durante años para lograr lo que hoy plantea el señor Espina, cuya influencia ha llegado a la cabecera misma de las  más altas esferas del gobierno.
                                                                              
                                                                           Julio Bazán A.
                                                                                 1 de febrero de 2013

 Nota: ver en el Archivo de Angol el levantamiento cartográfico de la provincia de Malleco de 1906 y, en el Archivo de Temuco, el levantamiento cartográfico, llamado mapa Boloña, de las provincias de Malleco y Cautín de 1913, documentos oficiales del Estado de Chile, todas las hijuelas, que cubren el total de las tiertras, se muestran asignadas a sus respectivos propietarios